El sillón bajo Luxemburgo apareció por primera vez en los caminos del famoso parque parisino del que toma su nombre en los años 20, directamente de los talleres del departamento de parques de París donde se fabricaron las primeras versiones. Quién iba a saber entonces que, décadas después, sería reproducido por un taller dedicado a la artesanía tradicional del Fermob. En los años 90, a petición de los jardines de Luxemburgo, Fermob volvió a fabricar el sillón. Hoy en día, el sillón bajo Luxemburgo sigue encantando gracias a sus numerosas cualidades: su ligereza y comodidad facilitan su traslado de un extremo al otro del jardín; su inteligente diseño incluye accesorios como un reposacabezas y mesas bajas para crear un rincón lounge; y su practicidad significa que es perfectamente apilable para un fácil almacenamiento.